ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA Y ELECTIVA
En el marco del convivio se citó a los socios para la Asamblea General Ordinaria y Electiva del Club Buenos Aires. Se inició con un minuto de silencio en honor al Papa Francisco y a nuestro socio decano de America Ing. Otto Schmitt, recientemente fallecidos.
Luego se inició la Asamblea aprobándose la Memoria y Balance del ejercicio 2024. Y se eligieron por aclamación las nuevas autoridades para el periodo 2025-2027, siendo reelegida Eva Szabo, vicepresidentes Gloria Mirabelli y Rubén Rodríguez Lamas, Secretario Alejandro Almada. Tesorero Alejandro Sass
Vocales Titulares: Horacio Monteira- Marta Fatone y José María Valladares. Suplentes Silvia Boldt y José Martínez Tato- Revisores de Cuentas Héctor Cirigliano, Jorge Renosto y Augusto Mazzini.
En el Tribunal de Honor Alicia Morea y Ví ctor Sergio Groupierre.
INGRESO DE NUEVO SOCIO
Tuvimos el placer de ingresar un nuevo socio. A Daniel Eugenio Visciglio representante de Cultura ante la Asociación del Futbol Argentino.
DISERTACIÓN DE NUESTRA INVITADA BRENDA SORDON
Invitamos en esta oportunidad a la remera paralímpica Brenda Sordon dos veces representante paralímpica, en Tokyo 2020 y Paris 2024.
Presentó su Manifiesto de la Reconquista, una declaración de resilencia que además de emocionarnos nos hizo reflexionar sobre la situación de las personas con discapacidad.
Su presentación: Manifiesto por la reconquista
Este manifiesto nace desde la voz de muchas mujeres que han hecho del deporte paralímpico un terreno de lucha, identidad y transformación. Con cada participación, cada medalla, cada “no” que se convierte en “sí”, estamos reconquistando espacios. Esto no es una charla, es un grito, una declaración.
Reconquista. Porque nosotras llevamos mucho tiempo abriéndonos paso en territorios que siempre fueron nuestros, pero que muchas veces son negados con muros que no necesariamente se ven, pero se sienten. No llegamos hasta acá pidiendo permiso, llegamos con historia, con cuerpo, con voz.
Nos dijeron que éramos menos, menos fuertes, menos capaces. Nos llamaron valientes por simplemente existir. No confundamos…No somos valientes por tener una discapacidad y hacer deporte. Somos valientes porque elegimos avanzar, aun cuando el mundo, tantas veces, nos prefiere quietas, calladas y a un costado.
Ser mujer con una discapacidad es muchas veces, vivir en un bucle de audiciones donde se espera que justifiquemos cada lugar que ocupamos como si tuviéramos que estar validadas por la mirada ajena, y no. El verdadero obstáculo no es ser mujer, tampoco es ser disca. El verdadero obstáculo es esa mirada que no nos ve, que nos recorta. Esa mirada que proyecta sus propias limitaciones en nosotras y pretende llamarlas nuestras. gracias, No las queremos, no nos pertenecen.
Cuando una vida cambia cuando hay un accidente, cuando la médula se quiebra, cuando el mundo hace crack, todo duele. Duele el cuerpo, claro, pero también duele el futuro que no será, duelen los lugares que, de pronto, se vuelven laberintos, duele el día a día que parece una regata con viento y corriente en contra. Duele la mirada ajena que tiene esa mezcla de lástima y compasión mal entendida, duele ver cómo el mundo sigue girando como si nada, mientras el tuyo simplemente se detuvo.
Y en medio de esa ruleta mental, cuando ni el horóscopo consuela, ni Netflix distrae, aparece el deporte. No como rehabilitación, aparece como grito, como rebelión, como deseo puro. Aparece para sacudirte, para cachetear amorosamente a esa parte tuya que se quedó dormida y decirle: «Che, vos. Dale, todavía estás acá.» Y ahí… ahí empieza todo.
Para mí, ser mujer en el deporte paralímpico no es solo competir, es también una declaración. Es plantarse frente al mundo y decirle: “No me saques la mirada. No me robes mis derechos.”
Doce años en el alto rendimiento y como muchas otras, aprendí a llevar ciertos golpes de estructuras viejas con mentalidades rígidas, de miradas que subestiman, de destratos disfrazados de normalidad. Elegí crecer y seguir alzando mi voz y mis derechos. Y aunque muchas veces ese acto, el decir “hasta acá” trae consecuencias que al ojo ajeno podrían leerse como negativas, para mi es claro, mantenerse fiel a los valores es, fue y será siempre el camino. Porque creo que el deporte no solo tiene que ser “más rápido, más alto, más fuerte”, también tiene que ser más justo, más inclusivo, más humano.
El deporte nos da propósito y comunidad. Nos devuelve a nosotras mismas. Y no es una historia con un punto de inflexión glorioso y una rampa con una pendiente perfecta hacia adelante, no. El camino no es lineal ni recto, ni muchas veces amable. Hay días que la llama está débil, días en que necesitas una linterna, una vela, una mano que se extienda. Y ahí, aparecen las otras atletas, aliadas, hermanas de trinchera. Mujeres que no necesitan explicaciones, porque ya vivieron la misma película en otras canchas. Somos atletas y también somos activistas. No competimos solo por medallas, lo hacemos por derechos y por las que vienen atrás.
Aprendimos a habitar, a convivir con esa sombra que aparece continuamente. Pero en lugar de escondernos, de tratar de perderla, la hacemos refugio y ahí encendemos nuestra propia luz, y brillamos juntas.
Por eso, no vengan a decirnos que somos inspiradoras. O talvez si, vengan a decirnos que inspiramos por vivir en un mundo que nos desdibuja constantemente, vengan a decirnos que nos ven, que nos van a ver, que nos escuchan, que nos van a escuchar. Que van a correr las sillas para darnos el lugar que nos pertenece.
Seguiremos arrastrando la fuerza de todas las que nos abrieron el camino y continuar esa posta para las que vienen detrás. Somos la voz de las que nos precedieron y el camino para las que vendrán. Somos la fuerza que incendia la norma, la luz que emerge de la sombra, y como pueden ver, no hay barrera mirada o duda que nos detenga.
El mundo del deporte puede que no se haya forjado para nosotras, pero ya lo estamos reconstruyendo para que sea más justo, más libre, más nuestro.
Brenda Sardón PLY